(02/52) Aprender a no chocar
Al principio me desesperaba cómo camina aquí la gente. Sin lógica, pensaba. Sin prisa, me di cuenta después de un tiempo. Quien te estorba no es por no querer dejarte pasar.
Hoy le dije suavemente con permiso dos veces a una señora que obstruía el lado izquierdo de las escaleras eléctricas. Nunca me oyó, pero su esposo sí y la desplazó hacia un lado.
Una señora esperó paciente a que encontrara el cilantro en el súper y cuando vi que llevaba ahí un rato a mis espaldas, le pedí perdón y me dijo: No te preocupes, tómate tu tiempo. No lo dijo sarcásticamente.
Lo que más me intrigaba al principio era por qué no chocaban más entre todos.
Dicen que hay accidentes de scooters, bicis y motos. Dicen que atropellan gente en la banqueta. No he visto atropellos. Vienen los scooters y me muevo.
Alguna vez alguien, un peatón, le mienta la madre a otro un patinador. Pero de accidentes, nada.
Tal vez por eso aquí nacieron los toreros.