(07/52) Café con leche a medio día

Abril Castillo
4 min readFeb 21, 2021

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Se supone que no tome lácteos ni harinas, pero esta semana he estado comiendo pizza casi diario. No fue algo que planeara, solo algo que pasó.

No es que no pueda comer lácteos o harinas por algo en específico, es solo que en diciembre del año pasado, en cuanto tome vacaciones del trabajo, mi cuerpo se relajó y me di cuenta de que tenía una colitis aguda. Dolor de espalda, estreñimiento que ni les cuento, el abdomen muy inflamado, cólicos súper dolorosos en mis días y un periodo larguísimo. Pensé que tenía algo en los riñones. Algo en el útero. Me fui a hacer análisis de todo. Y gracias a dos amigas encontré un gran acupunturista y a una súper ginecóloga.

No tenía nada en los riñones, nada en la sangre. Solo un mioma en el utero y colitis aguda, tenía el colon tan inflamado que el doctor no entendía cómo no me dolía más. Y yo pensé que seguro si me dolía pero ya estaba acostumbrada y había dejado de interpretar esa sensación como dolor.

Así que el gastro me mandó muchas medicinas pero ninguna restricción. Lo único que dejé por un mes fue el alcohol. Pero en el camino fui también con mi doctor de la espalda a que me desbloqueara mis nudos, que me ayudara a liberar la tristeza. Y otro tanto hizo el acupunturista.

El 4 de diciembre a mediodía se había muerto mi abuela paterna, a quien siempre le dijimos tita. Yo tenía planeado en mis vacaciones ir a verla y platicar. Grabar nuestras conversaciones y que me contara su vida. Escribir sus memorias, como tantas veces habíamos platicado de hacer.

Meses antes de morir yo le había sugerido a mi mamá que si hacíamos un libro con todas sus recetas y en el camino mi tita se unió y le paso varias. Dice mi mamá que pasaron toda una tarde al teléfono, mi tita dictándole y mi mamá anotando.

Cuando fui con el acupunturista además de hacerme revivir el día de la muerte de mi tita y hacerme llorar un montón, me dio una serie de restricciones alimenticias y mucha bioflora recetada. En una semana estaba como nueva. Luego fui a ver a la ginecóloga y me dijo que el crecimiento de los miomas y otros malestares de salud estaban muy ligados a lo hormonal y las hormonas a lo emocional y a la alimentación. Todo con todo. Balancear todo esto puede empezar desde tener un buen sueño, buena digestión. Las harinas son difíciles de digerir y eso hace que el organismo se sobrecargue y a la larga se vaya dañando la flora. Lo mismo el azúcar y los lácteos. De viejos pagamos las consecuencias.

Pensé en mis dos abuelas: ambas padeciendo hasta el último de sus días del intestino. Ambas muertas quizá de eso y de lo demás (edad acumulada le decía mi tita). Y no se trata tanto de una idea de inmortalidad como de tener mejor calidad de vida.

Así que desde diciembre dejé de comer casi por completo harinas refinadas, queso (que comía como 24 horas al día) y la verdad es que azúcar casi no como de todos modos. Dejé el café y le baje al consumo de frutas. Cuando me empecé a sentir mejor se me hizo ridículo lo fácil que es sentirme mejor, y lo obvio que es que la alimentación es la causa de todo, para bien y para mal.

La dieta que me dio el acupunturista no era nada difícil y tiene una lógica muy sencilla de seguir. Lo platiqué con la Primavera (mi tía, prima de mi mamá) que es nutrióloga y me dijo que es algo que ahorita está muy de moda y que consiste en el concepto de Whole Foods. Es básicamente sumar proteínas, granos y verduras en todas las comidas, y comer como cinco veces al día.

Desde entonces casi diario desayuno un huevo duro, un jugo de verduras como apio, nopal, espinaca; últimamente he regresado a las frutas, como manzana, fresa, blue berry, guayaba, naranja. Estuve un tiempo con puro té de jengibre con canela pero he regresado al café. Dejé el pan por completo y no lo he extrañado tanto, más que en la pizza. El queso lo como a veces en pequeñas dosis como si fuera un postre, y ya no todos los días. Empecé a hacer yoga diario en una app gratuita que encontré. Y pues sí me siento mejor. Mejor del cuerpo.

Pero ya me siento loca muy loca de esta pandemia. Loca hablando de mi cuerpo. Como si al principio fuera claustrofobia de no poder salir de la ciudad, luego de la casa. Ahora es mi cuerpo. Mi mente está atrapada en este cuerpo que está sano aunque por su reflejo a veces lo haga sentir dañado.

También sigo tomando un poco de leche en el café cada mañana. Solo una taza al día. Esta semana tome dos tazas casi diario. Y lo de la pizza fue por casualidad. Pero ya le voy a parar.

Si alguien quiere el dato de algún doctor me avisa nomás.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos