(08/52) La última y nos vamos

Hoy me desperté, me bañé y sin pensarlo mucho me hice de desayunar un huevo duro y un café, una jarra de café. Quisiera ser de las personas que aman el té de día o de noche. Yo de mañana tomo café y de noche vino, a menos de que esté enferma.

Interrumpí mi hilo de pensamiento yendo a whatsapp y no recuerdo ahora qué iba a decir exactamente.

César dice que la autobiografía está a dos aguas entre la narración y el ensayo. Escucharlo el sábado me ayudo a aterrizar aunque ahora sus palabras me hayan llegado a destiempo. El día de la presentación sentía que no podía hablar y me daba miedo soltarme llorando. Hablé de cosas que no recuerdo pero sí recuerdo que me daba miedo alzar la mirada mientras decía que no podía sostener todo lo que había dicho hace siete años por escrito. Me pregunto si conforme envejecemos nos volvemos una versión diferente de nosotros mismos, menos valiente. Si escribir autobiografía y sostener las palabras igual que la mirada no es un acto de valentía sobre todo ante una misma. ¿Me fallé?

El agua del huevo hierve mientras escribo esto y la del café está a punto de llorar.

Tengo un día largo, una semana larga. Tengo que hacer muchas cosas cada hora y me pregunto cómo será el próximo domingo cuando llegue la noche. Cuando todo lo que tengo que vivir esta semana haya pasado.

Dije que hace años pensaba que mi hermano y yo éramos uno solo y que ya no lo pienso. Y que seguramente las cosas que hoy pienso ya no las pensaré en otros siete años. Siete años fue lo que le duró la prótesis de válvula a mi mamá también.

Una escribe para entender y eso ocurre sobre todo con la relectura de las propias palabras. Yo no me he releído. Idalia me recordó que mi hermano se releía para estructurarse en mi versión de los hechos.

Me gustaría ser de esas personas que beben té. Hoy no tendría náuseas.

Quisiera también darme el tiempo para dibujar. Pero solo dibujo cuando estoy muy tranquila. Ya casi nunca me pasa. Y dibujar tiene el mismo efecto en mí, el mismo efecto que supongo que les da el té a las personas que toman té de día y de noche.