(10/52) Mariposa de cangrejo
Cuando iba en la UNAM, hubo un semestre que cada miércoles comía en un restorán oriental cerca de metro Copilco. Tenían un menú muy accesible que incluía arroz con verduras, un guiso de carne que variaba y de entrada elegías entre rollos primavera o mariposa de cangrejo. Iba a comer ahí porque estudiaba de oyente una clase de Teoría literaria que daba Adriana de Teresa, quien luego fue mi tutora de tesis y siempre fue mamá de mi mejor amiga de la prepa.
Cada que iba a Casa Tomada a alguna presentación o taller o actividad, en algún momento me iba con Josemaría por un arroz al restorán chino de la esquina, El Mandarino. Llevo tres miércoles dando un taller sobre bitácora y archivo ahí y dos de esas tres sesiones he pasado por comida saliendo.
La primera vez me di cuenta además que la comida de la fiesta que hizo Nicole en honor del año del dragón, era comida de ahí. Ahora ese lugar tiene un doble significado. Hoy desayuné con ella en el café Milou unos de los mejores huevos pochados que he comido en mi vida. Tuvimos un malentendido y lo hablamos, nunca había tenido un malentendido así con ella y en vez de cancelarnos llegamos al lugar y a veces sin palabras se resuelve cualquier cosa. Y así fue.
Cuando en la UNAM comía, muchas veces me encontraba a unos compañeros con los que no me llevaba tanto. Y no es que me cayeran mal pero prefería comer leyendo las lecturas de la clase de Adriana; de hecho, casi siempre las reservaba para ese par de horas que tenía entre clases y dedicaba a comer. Lo que más me gustaba era la mariposa de cangrejo y su salsita agridulce.
Cuando terminamos la carrera hice una cena en la casa, donde Preciosa Alejandra, una de mis amigas más cercanas de la carrera, le pidió a su novio que cocinara para todas, porque estaba estudiando para chef. Invité a mis amigas más cercanas (Ana, Tehani y Ale) y terminé invitando a esos muchachos del restorán oriental, compañeros de Letras, que los miércoles me decían si no quería pasarme a su mesa y a quienes siempre les decía que no. Aceptaron mi invitación a la cena de graduación que nos habíamos inventado. Ale y otras amigas llegaron antes con el novio chef y su amigo chef. Cocinaron pasta con unos camarones que mi mamá nos regaló, y arúgula. Y de postre, fresas con chocolate.
Me metí a bañar antes de la cena y cuando salí empezó a sonar mi celular. Uno por uno me cancelaron los muchachos. Comimos doble todas las amigas y los chefs y mi mamá. Sentí feo ese día pero en realidad no éramos amigos.
Hoy saliendo de Casa Tomada pasé por unos rollos primavera y unas mariposas que creí que eran de cangrejo pero fueron de pollo. Caminé y caminé y caminé buscando dónde tomar el camión rtp de apoyo para llegar a Isabel la Católica. Como ahí empieza la estación, me tocó sentada y me fui comiendo en el camino, mirando por la ventana y recordando mi primera universidad, dándome cuenta de que incluso en ese entonces tomaba más clases de las que cabían en mi día.
Ya estoy a una estación de llegar.