(11/52) Licuado de mango
Ya lavé toda la cocina. El jueves hice un pipián para el Pávido y mientras se calentaba, la olla empezó a escupir y manchó el piso y toda la estufa, también unos trapos con ilustraciones de gatitos que me regaló mi mamá el viernes pasado, que fuimos a comer al Rincón de la Lechuza y luego pasamos a caminar a Oasis, horas en Casa Ideas viendo chunches que no se quedaron en la memoria al final del recorrido y no compramos. Pero esos trapitos tenían un gran descuento y mi mamá me regaló esos dos. Le había dicho a mi mamá que fuéramos a caminar a la plaza después de comer, y me dijo que ni lo pensara, que no puede caminar después de comer, que se cansa mucho, etcétera. Pero cuando caminamos sin decirle que estábamos caminando no se cansó. Es un poco como cuando nos dabas miel de abeja a cucharadas cuando éramos niños, como si fuera medicina, le dije, en vez de mezclarla con yogurt o fruta. Una vez de esas veces que me zambutió la cucharada, vomité. Caminamos sin que se diera cuenta de caminar, engañándola o no, solo paseando, si los deseos pudieran ser una caminata, hacer ejercicio así sin darte cuenta.
En Morelia había un lugar de licuados que se llamaba Juanito’s que le encantaba a mi papá. Siempre íbamos con él y pedía un licuado de mango con nuez, y el secreto es que el yogur que le echaban era de una leche más bronca o algo así. No era un yogurt espeso, sino muy ligerito y un poco ácido. Mi papá trataba de replicarlo con yogurt natural, ya que nos vinimos a México, y siempre nos decía que jamás iba a saber igual al de Juanito, que era un señor flaco y alto, al que le gustaba correr igual que a mi papá, y que siempre nos atendía. A veces intento hacer ese licuado. Ahora que volví a Morelia, en Flor y Canto, el café donde diario desayunábamos les invitades del Traspatio, hacían un lassie de mango delicioso, que me recordaba mucho a ese licuado de Juanito’s, y creo que quizá por estar en Morelia lo pedía mucho todos los días que estuve ahí; no llevaba nuez sino cardamomo y era delicioso igualmente. Hasta les pedí si me regalaban de sus búlgaros, pero fui muy mala cuidadora y se me murieron al toque. Espero un día lograrlo.
Durante las vacaciones intenté trabajar y fui sacando pendientes muy lejanos: el libro de Poi, el libro de Yessica, contratos, desbloqueé el ISBN de Robin y terminé de armar el del Pávido y hasta le hice su comida. Pero hubo otras cosas que no logré hacer y ahora me persiguen de día y de noche: el informe de la maestría y el libro de Nuevo León. Esta mañana pensé que lo que necesitaba era dejar todo limpio y listo para comenzar a trabajar, y como no había tenido ni tiempo de limpiar la estufa (o fue algo que postergué también), hoy que la vi sentí que no podía pasar ni un día más así. Entonces puse el podcasts de mis psicoanalistas de confianza y me puse a lavar toda la cocina, también lavé ropa, y todos los trastes sucios. Hice de desayunar y lavé los nuevos trastes sucios. Ahora que terminé no me queda más que ya ponerme a trabajar, y me da risa que en vez de solo empezar, me pongo a escribir esto, hago unas transferencias de la renta y de mi contador, chateo en Whatsapp y trato de escuchar una clase a la que no fui, pero en nada me concentro. Entro entonces a Amazon y quiero pagar todo el carrito que fui juntando esta semana, pero veo que es mucho dinero. Entonces me digo que si termino el libro de Nuevo León y cuando lo envíe, me daré permiso de comprar todas esas cosas para hacer pan (material, libros, insumos), pero no antes de eso.
También últimamente he ido a un café en la Narvarte que se llama Casa Comunal. Jimena, la dueña, se metió al taller que di en Casa Tomada y he ido dos veces por chilaquiles verdes con hoja santa, y he pedido su lassie de mango, que también lleva cardamomo. No le echan azúcar así que es bien acidito, depende del mango su dulzor.
Hoy desayuné un pan tostado con mantequilla y mermelada de frambuesa, un huevo duro con sal y tabasco, café con leche y un licuado de manzana con avena, blueberry y mangos. Sabía parecido al lassie de Flor y Canto y al licuado de Juanito’s que nos hacía mi papá.