(11/52) Puentes calados

Abril Castillo
2 min readMar 31, 2022

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¿Ves cuando armas un rompecabezas y primero separas las piezas de las orillas, buscas como oro molido las esquinas, agrupas por colores?

Y de ahí vas, haciendo el marco entero, luego fragmentos por color o texturas afines. Tres, cuatro, ocho grandes fragmentos que en algún momento tienen piezas que hacen puente y ahí ves que ese marrón que terminó por ser violeta era parte del unicornio, no de la nieve.

Así escribo estos días una novela. Que no sé si es del amor, la distancia, el corazón de mi madre, el enojo o una oficina.

A cada entrega nada parece tener que ver con lo otro. Pero en lo subterráneo hay túneles que todo lo conectan, túneles que equivocadamente creí invisibles.

Una pregunta del test de personalidad decía si eres más observador o introspectivo. Si vives para adentro o para afuera. La opción A era observador, la B era introspectivo. Mayoría de As era para extrovertidos y de Bs para introvertidos. Yo puse que para adentro, aunque quería poner las dos a la vez. El resto de preguntas puse pura A y salí con mayoría aplastante como extrovertida.

Desde entonces no me convence que alguien que observe sea más extrovertido, si se mira en silencio. Ver para dentro se puede hacer con la misma verborrea con que intimidas a alguien que acaba de conocerte con historias de violencia familiar.

Los túneles subterráneos de cualquier historia solo están enterrados, hay que mirar hacia dentro, pienso. Ser igual de observador hacia fuera que hacia dentro. Quizá sea imposible descifrar qué piensan los otros, qué sienten del mundo y de ti, cuál es tu verdadera imagen. Como si viviéramos en un cuarto lleno de espejos, pero uno también es ventana, sótano o hueco. Hacia allí hay que cavar.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos