(14/52) Pizza con masa madre

Abril Castillo
3 min readMay 12, 2024

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No se cual es el balance de tener energía, sentirme estimulada y con ganas de trabajar. No sé cuantos días a la semana debería descansar pero se que este semestre no tengo ningún día completo de desconexión. Quería titularme de la maestría y retomar la escritura, así que me metí a un seminario de graduación y a un taller con Fernanda Trias. Además tengo la licenciatura y en mis ratos libres… no tengo ratos libres. Hace dos semanas nos fuimos a Dubai en un viaje todo pagado porque Santiago resultó mención especial en su catálogo y me di cuenta de que solo yéndome de viaje me desconecto de todo. Pero un viaje es como huir de cierta forma, no se como desconectar y descansar también estando aquí. Y también cómo lograr hacer solo las cosas que quiero hacer.

Le contaba a la rata el otro día como una vez en tercero de primaria la maestra me cachó escribiendo en el aire lo que dictaba. Era tan aburrida su clase que tomé el lápiz y lo puse sobre el cuaderno y solo hice como que escribía. La maestra me confrontó: “¿Crees que soy estupida? Perfecto me doy cuenta que no estás escribiendo nada”. No creía que la maestra fuera estupida, pero sí estaba aburrida y prefería estar en otro lugar, así que me puse en piloto automático pero fui demasiado obvia. Tendría que perfeccionar la técnica del piloto automático para que nadie se diera cuenta y tanto yo estar sin hacer lo que no quiero hacer, como la otra persona no notar que no quiero estar ahí; o que solo estoy haciendo la mímica de lo que de mi se requiere.

Hay cosas a las que ya tengo que renunciar.

Lo que pasa es que necesito el trabajo y el dinero y no se como sobrevivir en general.

Anoche mientras ya iba a relajarme y jugar un nuevo jueguito de cel (de una sobrecargo que hace comida y la sirve a clientes desesperados), vi que me llegó mi retroalimentación del trabajo de escritura creativa y me bajonee aunque era obvio que me iba a ir mal. Hice un total maquinazo una hora antes de salir al aeropuerto en ese viaje inesperado y tan poco lógico que hiciera este semestre. Pero a ver cuando me van a invitar gratis a Dubai, ¿ustedes que habrían hecho? Me llega el mail de mi maestro anoche y me muero de vergüenza porque, aunque sé birlar el balón de las palabras, en efecto no tenía aparato crítico y todo terminó por ser un poco nada. Fui de nuevo la niña de ocho años escribiendo en el aire.

Para hacerme reír, Santiago me dijo: “Respóndele que no es la versión final, que le mandaste sin querer el archivo en baja”. Un chiste de ilustradores y a seguirle. Pasé toda la mañana leyendo ahora sí sobre comensalidad.

No soy buena para el trabajo académico. O para las versiones en alta. Me quedo siempre en el boceto. Y me pregunto entonces qué será mejor para el esqueleto de un trabajo escolar: hacerlo a partir de tus ideas y luego completarlo con citas que buscas, o leer un montón y hacer un esqueleto de citas que luego unes con tus palabras. Uno es una masa que tú creas y luego sostienes, la otra es un collage. Ambas son aurorales, pienso.

Al rato iré a casa de mi ermano a hacer y comer pizza para celebrar a Carmelix. Yo hice la masa con masa madre, y la salsa, con dos kg de jitomate. No se si alcance a terminar un proyecto del sistema o qué promedio saqué este semestre en el Claustro o si logré desbloquear o escribir algo que valga la pena en el taller de Fernanda. Solo espero sí lograr titularme de la maestría y dejar eso atrás. Tal vez nunca vuelva a dibujar.

El sillón azul de la sala me está comiendo viva, me traga y me lleva al fondo de su ser.

Creo que sí debí haber ido a la bici hoy domingo, a pesar del calor no me sentiría así. Nada que un regaderazo y una copa de vino al rato lo repararán.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos