(14/52) Spoiler Alert: La afinadora de árboles

Abril Castillo
3 min readJul 15, 2023

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A la afinadora de árboles insisto decirle en mi cabeza la acariciadora de árboles. Sonia me la platicó ayer en el desayuno y en una caminata muy breve por el centro de Coyoacán. Conocimos juntas la librería La Fiera y resultó que una de sus dueñas era de Morelia. Cuando me preguntó si conocía los gazpachos me dio pena admitir que no. Me fui a los cinco años, le dije justificándome. Y me dio risa porque llevo un tiempo preguntándome en mi mente de puertas para adentro cuales son esos famosos gazpachos mexicanos pero no los he gugleado. Son un vaso de fruta y algo más, me dijo Simona. He hecho varios intentos de gazpacho español ahora en estos días de calor y creo que finalmente logré una receta que me gusta.

Sonia me contó la historia de la acariciadora de pianos, la afinadora de árboles. Una ilustradora argentina que ha ganado muchos premios y ya está harta de la fama y no se halla haciendo su último libro sobre un catador de sillas. Su editora es un dolor de cabeza y su esposo la presiona porque es su abogado y porque está a punto de ser la Feria de Bolonia, “la más importante en ilustración y libros para niños”, no dejan de repetir. Porque claro, en esta profesión tan de nicho, diría mi ex jefe Vicente, a quién le importan esas ferias y ñoñerías de la literatura infantil. Hay que dar contexto.

Sonia me contó sobre la protagonista y le dije: me suena a Yael Frankel. Y luego resultó cuando la vi en la tarde en Mubi, que todas las ilustraciones están en efecto hechas por ella.

Clara ya no se halla haciendo su libro de catadores de sillas y vuelve a su pueblo y se reencuentra con el pasado (en su ex novio y si es cuñado) y el futuro (en los niños de la iglesia que su ex cuñado dirige). Y terminan haciendo un mural y de ahí un libro colectivo. Así se reencuentra consigo misma y hace las paces con seguir dibujando. Me pregunto si le dio regalías a los niños.

Voy camino a clases de torno. Hace un año que volví me propuse hacer cerámica y estuve en clases con Gina y luego un tiempo en Contorno con mis amigos Nicole y Barbón. Luego vino el fin de Domestika y todo quedó en stand by. Hasta hace unas semanas que Barbon se refirió a esos días de cerámica como una etapa superada. Recordé que antes de planear ir con ellos yo quería hacer torno así que hace un par de semanas pensé que por qué no lo retomaba. En esa misma tarde que Barbón me confesó de haber superado ya las ganas de hacer cerámica, Anita me pregunto por qué lo había dejado y me di cuenta de que no sabía exactamente por qué.

Tampoco sé exactamente por qué dejé de dibujar.

Busco en el cuerpo las respuestas. Unas que no se digan con palabras. Soñé con Gina hace poco y le escribí al día siguiente para retomar mis clases con ella. El cuerpo y el trabajo. El placer y el flujo constante para no estancarme. Me gusta tener una rutina otra vez.

La película era quizá un poco cursi pero también profunda. Le escribí a Sonia al terminar de verla y luego otra vez cuando investigué y vi que las imágenes eran de Yael. Me dijo: Lo supiste sin haber visto la película.

Cuánto anticipamos, cuánto adivinamos, cuánto al final de todo es mera coincidencia.

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miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos

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