(20/52) Spoiler Alert: El Club de la Pelea

Abril Castillo
3 min readOct 13, 2023

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Voy dejando cosas a medias y las veo en toda mi casa. Los empaques de galletas, los paquetes de utensilios de cocina que mi mamá me ha ido regalando, porque recibió todo lo que alguna vez fue de mi abuela y nada lo quiso tirar.

Hace dos semanas vinieron mis primas de visita a México y mi mamá hizo un consomé de pollo y mientras sacábamos los platones para servir, vi una sopera hermosa como de la película de Las brujas, y le dije que pusiéramos ahí la sopa, aunque también me daba miedo de romperlo.

Nada se rompió.

Llegó mi hermano y se quedó parado afuera de la ventana de la cocina, venía de viaje y dijo que prefería no entrar porque había regresado resfriado de su viaje. Me regaló un vino, de mis favoritos, y luego me dio un libro de una niña vikinga porque me dijo que, aunque no sabía qué decía el libro porque está en noruego, lo vio y le recordó a mí. Llevábamos unos diez meses sin hablarnos. Es chistoso que yo me fui diez meses de México y luego cuando volví no nos hablamos tanto tiempo. Nos empezamos a hablar otra vez en su viaje, me mandaba fotos de todo lo que veía y me contaba las cosas que había conocido. Recordé cuando mi amiga Sonia me contó que viajar sola era duro porque había muchas experiencias tan completas que te urgía comentar con alguien pero a veces no había nadie, y había una sensación de que la experiencia se te quedaba atrapada en los ojos. O en el cuerpo, en el pecho, en algún lugar. Eso me lo dijo mientras viajábamos juntas en un tren, en un viaje por Italia muy improvisado que jamás olvidaré. Me volví a hablar con mi hermano y llevamos semanas hablando pero no nos hemos vuelto a ver. Me dijo que si hacíamos una galleta gigante y yo solo espero que llegue mi batidora para juntarnos a prepararla.

Tengo poco tiempo para cosas y he estado demasiado estresada, aunque no me había dado cuenta. El cuerpo lo manifiesta y ahora pienso en mi nueva amiga de la escuela y cómo me dice que es inmortal y lleva su cuerpo a límites tremendos. Quizá porque es muy joven, el cuerpo no le pasa la factura, como quien dice. No aún. El ticher cree que los problemas de corazón de su papá tenían que ver con haber hecho guardias tan largas y pesadas cuando era médico residente de joven. Volviendo a mi amiga le recomendé ver El club de la pelea, porque también trata de un tipo que deja de dormir. Eso le dije para no espoilereársela entera.

Me quedé pensando desde anoche en la película, en el hecho de privar a tu cuerpo de lo básico y comenzar a duplicarte. En una vida hacer lo que quieres hacer y en la otra lo que tienes que hacer. Un trabajo sin sentido y en la noche sentirlo todo en el cuerpo mediante golpes y una pulsión por el fin del mundo. Al menos mi amiga es consciente de eso.

Yo esta noche soñé con toboganes de agua a los que no podía acceder, hasta que subía unas escaleras y me encontraba a mi hermano. Juntos nos aventaríamos, solo que nos mandaban por elevadores distintos y yo me quedaba atrapada en un hotel.

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