(23/52) Quesadillas antes de cenar
Todos los días por ahí de las seis de la tarde grito:
¿Qué es la vida, Parvana?
Y nadie me responde.
A veces estoy en el pasillo que conecta los cuartos con la sala, de pie afuera de la cocina.
La vida ya no es nada.
En estos días las seis de la tarde dan a las ocho doce de la noche.
Es el momento en que casi oscurece y yo apago mi computadora o más bien la cierro y voy a la cocina a prepararme algo y ahí es que caigo en cuenta de todo y grito eso. Grito:
¿Qué es la vida Parvana?
Y a veces Parvana me responde con un maullido que sólo usa cuando se refiere a mí.
Y yo le digo que igualmente.
Que para mí hoy por hoy la vida es ella.
Me como mi lunch viendo la tele, olvido por el resto de la noche la suma de instantes hasta que despierto a mitad de la noche a anotar el sueño lúcido que haya tenido y para volverme a dormir; llega Parvana y se me acuesta en el pecho, yo boca arriba. Ella estira la pata y me toca la cara con sus ojos cerrados. Yo cierro los míos y trato de concentrarme en mi respiración hasta quedarme dormida otra vez.
Y a veces la escucho decir, antes de perderme:
La vida es esto.