(32/52) Más libreros

Abril Castillo
2 min readOct 25, 2019

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Cada que vuelvo de una feria del libro, necesito más libreros. Luego de mi última mudanza estaba convencida de que ya todo había tomado su lugar. Se me olvidaba que la vida sigue y en su movimiento, uno termina necesitando más libreros.

También necesito otro escritorio. Uno más grande. Uno donde no sólo quepa exactita mi computadora, sino donde idealmente pueda dibujar.

¿Puedo ocupar tu cuarto vacío, ticher?, le pregunto a Santiago. Pero a la vez sé que no será un cuarto sólo para mí.

¿Necesitas otro cuarto además del extra que tienes en tu casa y de Panamá?, me pregunta Idalia. Y me quedó callada, apenada. Pero pienso que sí. Que necesito miles de cuartos. Un cuarto para cada actividad.

Cuando el Pixi vino a mi casa y vio mi escritorio pequeño, ocupado casi en su totalidad por la computadora y mis papeles desordenados, me preguntó que dónde dibujaba.

Dibujo en el comedor. En los cafés, mientras se enfría el mío. En las mesitas desplegables de los aviones. En la escuela. A veces, en Panamá.

Leo en los trayectos, pero siento que necesito un sillón para poder leer a gusto en casa. Y por más que pasa el tiempo (llevo más de diez años viviendo sola), no me he comprado uno, lo más parecido que tengo a uno es un diván de mi mamá que usó en su época de psicoanalista. Ahora está plagado de libros y papeles sin ordenar. Porque, como decía antes, necesito un librero.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos