(37/52) Let me go home

Abril Castillo
2 min readOct 20, 2018

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Yo tenía una cama como ésta en la que estoy acostada cuando era niña y vivía en Copilco. Dicen que en Xalapa hay tanta humedad que cuando entras a la cama puedes sentir como si un gatito se hubiera orinado en ella. Y puedes preguntar por si las dudas. Pero esta gatita, Pretty Kitty, no se orina en las camas. Esa sensación de mojado lo da la misma humedad.

Todo el año pasado escuche en loop casi la canción de Home de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros.

Home is wherever I’m with you.

Pero no sabía exactamente a quién se refería esa estrofa, a quién le cantaba la canción yo en mi mente, quién era “tu”.

Un amigo me contó de una exnovia que le decía tras su divorcio que tenía que encontrar alguien donde volver a tener un hogar. Hacer su casa en alguien más. Un corazón roto como sinónimo de estar en la calle.

Xalapa es por lo menos tres ciudades. Así como de niña la Ciudad de México era casa de los abuelos y la carretera nada más. Y de grande es sobre todo la Narvarte y el centro histórico. Y en la adolescencia era Copilco, Coyoacán y CU.

Esta es la tercera vez que vengo a Xalapa y en cada viaje he estado en zonas totalmente distintas de la ciudad. Y, tal como de niña me pasaba, hoy me falta más experiencia para unir los puntos y entender que son todos esos lugares partes de la misma ciudad. Que Xalapa no son tres ciudades sino la misma.

En la carretera camino a acá pensaba en irme de la ciudad y no volver.

Me acorde de la película de Gattaca. El protagonista es un hombre distinto a todos cuyo sueño es irse al espacio. Ser astronauta aunque está mal del corazón. Y esa frase final (spoiler alert) donde va volando al fin fuera de la Tierra y piensa que, si todos estamos hechos de la misma materia, de ese polvo de estrellas y pedazos de universo que voló con el Big Bang, quizá en realidad no se está yendo de casa, sino volviendo a ella.

En la carretera camino a Xalapa pensaba en irme de la ciudad y no volver. O volver y ver cómo irme ya del DF definitivamente. Pero en eso me acorde que yo ni soy del DF, que si me fuera a Morelia no sería irme, sino regresar.

Tal vez ese “tú” de la canción no sea alguien sino un lugar. Tal vez ese “tú” no sea “tú” sino yo misma hablándome al espejo.

Irme del DF, de esa ciudad en la que siempre se supuso que estábamos de paso, para regresar a cualquier otra, la que de verdad se vuelva mi hogar.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos