(38/52) Spoiler Alert: Dejar el mundo atrás

Abril Castillo
3 min readDec 18, 2023

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Al personaje de Julia Roberts le choca la gente, por eso renta una casa en las afueras de la ciudad para pasar unos días con su esposo, que es profesor de la universidad, y con sus dos hijos, un adolescente que se la pasa molestando a su hermanita y ésta, que está obsesionada con Friends. La casa es espectacular, una mansión con el alcohol bajo llave y una alberca con vista al bosque.

De un momento a otro las telecomunicaciones se paran y la familia lo interpreta como un apagón por estar lejos de la civilización. Pero alguien toca a la puerta a media noche, un padre y una hija vestidos de gala, que aseguran ser los verdaderos dueños de la casa. El esposo los deja pasar, Julia no confía en nadie.

Al final de la película al hijo se le caerán los dientes a causa de la radiación y poco antes la hija les dirá que nadie escucha a los niños. Otra parte fav: cuando la hija cita un episodio de The West Wing y su mamá le pregunta extrañada si ve esa serie: “Solo las temporadas de Aarón Sorkin”, le responde. Y luego le cuenta la historia que alguien le cuenta en la serie al presidente, sobre un hombre muy creyente que sobrevive a un huracán pese a saber que venía, y luego rechaza la ayuda de alguien en un bote y más tarde le dice que no a un helicóptero porque alguien los salvará. “Estoy cansada de esperar, es hora de movernos”. Ella es quizá la única que tiene un objetivo en la vida: ver el último episodio de Friends.

Más tarde en la noche, luego de la película, vimos el final de El encargado dos, y se la pasó repitiendo que él no era un hombre de deseos, sino de objetivos. Todos somos malos, le dice a su nemesis, el objetivo tres.

La niña se les pierde a los padres. Los adultos llegan a la conclusión de que se trata de un ataque enfocado solo en Estados Unidos por ser los más culeros del planeta, y la hija encuentra la casa refugio de uno de los vecinos millonarios que probablemente también estén ya muertos, pero que mandaron a hacer un búnker contra ataques nucleares. Allí tienen todo lo necesario para sobrevivir por décadas, muy al estilo de Mi novio atómico. Y en unos libreros hay cientos de series, entre ellas obviamente Friends. Si fuera el fin del mundo yo me iría como esa niña, metida en una historia que no es mía, rodeada de latas, libros, series. Qué rico es el descanso de navidad donde todo está frío afuera y callado adentro.

La última escena es la niña mirando de espaldas la tele, todo se funde a negro cuando empieza con fuerza como si le hubieran subido el volumen, la tonada de la intro de Friends. Me pregunto qué hará la niña en cuanto el show acabe.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos