(39/52) Molletes
Me desperté a las 6:55 am. Hice pipí y volví a la cama. Hoy es de esas mañanas donde Parvana se me acuesta en el pecho y pone sus dos manos sobre mi boca. Sus dos patas. La piel acolchada en mis labios y su ronroneo constante. A momentos me pide mi mano para lamerla y morderla apenas, mordiditas cariñosas. Cierra los ojos aunque no está dormida. Quise tomar una foto pero aún está oscuro y no sale.
Mi mejor amigo está en el hospital. No tengo posibilidad de ir a hacer una guardia y me siento en una irrealidad paralela en la que no está en el hospital. Imagino en cualquier momento recibir un mensaje suyo dándome los buenos días con piolines o a mi misma mandándole algún chiste de los Simpson o una caricatura de ratas. Pero no lo verá. Su última conexión es del viernes a las ocho de la noche.
Estos dos años no he tenido tiempo para otras cosas tampoco, como ir al dentista a recoger mi guarda, sentarme a vender todo el día en las ferias del libro, prepararme bien de desayunar o comer, trabajar en mis escrituras, correcciones de estilo, ver amigos, viajar con calma.
Entré a ig y me salió la primera publicación de Goma, decía en gigante: Upsi. La segunda decía que “al equivocarnos encontramos (otras) soluciones”.
Ayer googleé: no sé qué hacer con mi vida no tengo ganas de hacer nada. Me salieron varias páginas de gente en blogs y en revistas de autoayuda que dan varios pasos para saber qué hacer. En algunas recomiendan hacer listas sobre cosas que sí nos dan ganas de hacer. Anoche no tenía ganas realmente de nada nada y me abrumó el vacío. No pude meter una postulación para una residencia porque no se me ocurría ningún proyecto y también porque pensé que no tengo nada el perfil para ese museo. Cerré la compu y vi los dos últimos capítulos de Somebody somewhere de la tercera temporada. Así me siento, en un lugar con una luz aterciopelada constante, una rabia reprimida que solo sale como risas sarcásticas, mucha cosa frita, azúcar y alcohol, un médico que te dice que le bajes de huevos a tu dieta y una sólo tratando de sobrevivir cada día.
Cosas que me dan ganas de hacer: vivir más tiempo, beber vino, ver tele, leer Claus y Lucas, leer Nada es verdad, leer Psicoanálisis de los cuentos de hadas, imprimir más libros de los que se acabaron, imprimir los libros que ya tengo listos y me falta terminar de formar o pre prensar, terminar mis fanzines, ir a hacer una guardia de mi amigo al hospital, cocinar galletas, cocinar una cena de navidad, cocinar pasteles y quichés, dibujar animales, regar mis plantas, lavar trastes, tomar café recién hecho con calma, despertar con Parvana en el pecho y quedarme escribiendo un rato mientras amanece, recordar mis sueños y tener sueños complejos de esos que sueñas cuando duermes largo y bien. Trabajar para tener dinero y dejar de estar angustiada por el dinero. Ahorrar. Tener algún día un lugar. Arreglar mi estudio. Terminar alguna de las novelas que tengo empezadas. Terminar alguno de los álbumes que tengo empezados. Que cuando alguien me pregunte ¿cuándo nos vemos?, pueda decir varias opciones y me cause gusto y no angustia porque nunca puedo. Creo que ya no quiero ser licenciada, solo quiero aprender a cocinar.
Ayer íbamos a comer pasta con camarones pero nos desfasamos en el día el ticher y yo. Él desayunó muy temprano y se fue al correo y yo terminé desayunando pasado el mediodía cuando recibí la noticia sobre mi amigo y no la podía acomodar. Vi la tele varias horas y al fin me levanté a intentar trabajar, ahí el ticher se comió una torta y yo ya hasta por ahí de las siete de la noche me hice unos molletes, que siempre me gustan, a la hora que sea, con su pico de gallo y una copa de vino para que me diera sueño.
Ayer fue mi día libre de las prácticas, hoy toca volver. Quedan cuatro semanas. Luego no estoy segura de si volveré a la escuela o si regresaré a esa vida que dejé hace unos años. En verdad no sé ahora qué quiero hacer. Esta vez no solo necesito tiempo sino dinero, y no siento que quiera usar ninguno de los dos para esa maldita escuela que no respeta a quienes trabajan.