(40/52) El sabor de las hierbas
Crecí comiendo sin sal.
En casa de los abuelos
Delfi cocinaba con puras hierbas de olor.
El sabor de lo salado siempre estuvo acompañado
por un aroma entre dulzón y fresco.
La frescura sabe a nube,
a azúcar,
a aire.
El sabor del jitomate siempre estuvo unido al del laurel.
Aldo dice
que el sabor de las cosas
no viene de los ingredientes
ni del tiempo de las recetas.
El sabor de las cosas viene
de la mano que se los pone.
La mano de Delfi era suave y dulce,
fuerte y firme,
equilibrada y perfecta,
en el sentido en que la perfección
de todo lo que está por venir
nace en la infancia.
Y cuando la probamos por primera vez
aún no sabemos
que ese sabor se convertirá
en la medida de todas las cosas.