(47/52) Nunca Ninfa

Abril Castillo
5 min readDec 24, 2019

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El autocorrector a veces me cambia palabras cuando estoy escribiendo muy rápido.

Una vez le pregunté a mi hermano si yo podría ser disléxica.

¿Por qué piensas eso?

Porque luego estoy en la computadora y hay palabras o letras que se me voltean.

Es porque tu mente va más rápido que tus manos.

El autocorrector a veces me cambia palabras cuando estoy escribiendo muy rápido. Me tardo más por su culpa que si lo hiciera en papel. Odio cuando me pone mayúsculas que no van.

Los Gatos

El Niño

El Paso

El Paso a veces sí es El Paso, pero a veces es sólo el paso.

Cuando digo ando triste, me pone Anel triste.

Si digo nunca cambies, lo arregla a Ninfa cambies.

Lo que nunca he entendido es qué significa Ake. A veces, al escribir la palabra que, cambia la primera a mayúscula y pone Ake. ¿Qué es Ake? ¿Quién es Ake?

Últimamente me desespera todo.

Estás viviendo pequeñas venganzas, me dijo Santiago.

A veces el ruido es externo, me reconfortó Emma Laura en la última sesión del año, cuando unos trabajadores taladraban su banqueta, al lado de la ventana junto a la cual yo estaba acostada viendo al techo. El ruido esta vez quizá no me distrajo tanto como otras veces. La distrajo más a ella y cuando le dije que lo único que a veces quería era más comprensión del resto, ella agregó:

Antes no podías sortear lo imprevisto, ahora has aprendido a vivirlo con cierta alegría; o con aceptación, por lo menos. A veces el ruido es externo, ¿cómo hacer para que no interrumpa tu silencio interno?

El sábado me contracturé. No era sábado, era domingo. Me vino de golpe un dolor punzante y total en la espalda baja mientras comía en una fonda oaxaqueña con Santiago y veíamos la de Spiderman 3 en una tele con sonido.

¿Qué pensabas cuando eso pasó?, me preguntó Santiago.

Y no me acuerdo del todo. Mi mente estaba pensando y sintiendo como cinco cosas a la vez.

Algo que acabo de pensar ahora mismo: ¿Por qué escribí el apodo de Tomás con hache al principio? Lo pensé desde que lo escribí pero no lo cambié.

Cosas que pensaba ese día, antes del dolor de espalda:

  • La vez que mi papá compraba algo en un Steren y en todas las teles del lugar pasaban la de Spiderman 1. Ni mi hermano ni yo la habíamos visto nunca, pero parecía tan divertida. Cuando salimos de ahí le pedimos a mi papá rentarla y llegando a su casa la vimos los tres, esta vez de corrido. Quizá lo que mi papá estaba comprando era un control remoto universal.
  • Es posible que el año entrante esté en Oaxaca, comiendo cosas oaxaqueñas tan ricas como lo que estaba comiendo en ese momento. Me gusta la idea de tener un pie puesto en Oaxaca. Fue una coincidencia acabar en esa fonda; intentaríamos ir a la Casa de Toño a donde Santiago siempre quiere ir, pero nos fuimos por calles por las que siempre paso cerca, pero que nunca antes había transitado. Y llegamos de casualidad a esa fonda, con un letrero grande afuera donde leímos todo el menú. A diferencia de cómo estaría la Casa de Toño, había lugares y entramos.
  • Valeria me mandó un mensaje al chat de Memes del infierno, donde desde hace dos semanas ya no está Tomás. Mi prima me pregutnó que si quería un par de muebles blancos, que me los daba en enero. Se iba al día siguiente a vivir a Canadá. Vi los muebles y no supe qué decir. El fin de una era, pensé. Y le di las gracias por los muebles y le dije que iba por ellos en enero, que gracias.
  • La noche anterior Gina nos contó a Idalia y a mí que había tenido un problema de piedras en la vesícula, y le pregunté cómo se sentía el dolor, sabiendo que quería recrearlo yo también. Nos contó una historia de amor y de hospital y de crisantemos como una flor que fue un chiste de humor negro involuntario. Nos regaló unos aretes de chichis a Idalia y a mí, hechos de cerámica.
  • En la semana empecé con hipocondría. Recordé al amigo de Idalia que dijo que él había sido muy hipocondríaco también, pero que con los años se fue estructurando y que ya sabe autocalmarse. Me contó que tenía un tío al que le preguntaba todo, que era médico, que a veces le mandaba sólo un ibuprofeno. Me contó que su tío se le murió en marzo. Pensé en mi propio tío, que no era médico sino veterinario, a quien también siempre le preguntábamos cosas. Y le conté al amigo de Idalia que mi tío también se me había muerto en marzo. Esta semana de la hipocondría recordé sus palabras sobre la estructura y pensé: mi mente es la dolida, no mi cuerpo. Pero cuando el dolor mental se descoloca, el cuerpo lo manifiesta. Lo que toca reestructurar son las emociones, que no sé si habitan en la mente o el cuerpo o flotan dentro y fuera, como un ruido que no sabemos si es de la calle o de nuestro estómago. Como cuando nos preguntamos si eso lo dije o lo pensé.

De regreso en la casa, llegué a la conclusión de que el dolor era colitis y me tomé la medicina y esperé. Pero quizá el dolor no estaba tan adentro, en un órgano, sino más afuera, en un músculo.

El dolor se empezó a terminar cuando Santiago me puso en la espalda un líquido tipo lonol, que le dio un quiropráctico al que iba hace años.

Se me fue quitando cuando vi la de Intensamente y lloré en la parte en que Alegría se despide del amigo imaginario y éste le dice que ahora la felicidad de la niña depende de ella, y fue como imaginar que alguien que en realidad eres tú mismo, pero que de chico necesitas ver fuera (un padre que te cuida, un amigo que te escucha), luego se vuelve una emoción interna, más abstracta, pero también hecha de ti: de todos los fragmentos microscópicos que eres tú. Se convierte en esa Alegría que también se respiró al amigo imaginario y se fue gracias a esa canción que los dos cantaban y que ella aún se sabe. Aunque el amigo, padre, mascota o tío se haga polvo, siempre va a existir en esa canción. Entonces lloré mucho, con Santiago a mi lado.

¿Cómo se llama la de Intensamente en inglés?, le pregunté a Santiago cuando empezó la película que, aunque estaba con el audio en inglés, mostró el título sólo en español.

Santiago no me supo decir.

Más noche, me puso en la espalda baja la medicina con el aspersor, y me tomé un té y vi dos episodios de Rick&Morty.

A la mañana siguiente me puse la medicina yo sola, después de bañarme con agua caliente, muy caliente, que me diera justo ahí en la espalda. Una vez mi doctor de la espalda me dijo que hiciera eso.

Lo que nos duele es el frío, estoy segura.

Me desperté a las 5:30 am y aún me dolía un poco. El avión de Valeria salía de madrugada, me acordé, y le mandé un mensaje. Luego me volví a dormir.

Para la tarde del día siguiente, ya no me dolía la espalda.

***

*La película en inglés se llama Inside Out.

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Abril Castillo

miope e hipermétrope al mismo tiempo pero en ojos distintos